¿Cuáles son los síntomas?
Todos los tipos de gripe presentan los mismos síntomas, aunque pueden ser más o menos intensos en cada persona. Los síntomas típicos de gripe son fiebre alta (más de 38º C), tos y malestar general; también se puede tener dolor de cabeza, dolor de garganta, secreción nasal, estornudos, lagrimeo, dolores musculares y sensación de cansancio, lo que obliga a guardar algunos días de reposo. Lo más frecuente es que los síntomas duren 2-4 días y luego el enfermo se recupere en poco tiempo, aunque la tos y el cansancio pueden persistir algo más. En la mayor parte de los casos los síntomas serán leves y remitirán de forma natural sin medicinas e incluso sin necesidad de asistencia médica.
La gripe puede presentar complicaciones en algunas personas más vulnerables, como las que tienen otras enfermedades crónicas, problemas de inmunidad u obesidad importante, y también en las embarazadas.
¿Cómo se contagia?
Los virus de la gripe se transmiten de persona a persona principalmente por el aire, a través de las gotitas de saliva y secreciones nasales que se expulsan al toser, hablar o estornudar. Estas gotitas también pueden depositarse en las manos o en las superficies, y de ahí trasmitirse, a través de las propias manos, cuando se tocan los ojos, la nariz o la boca.
Los virus se contagian a partir de las personas enfermas, principalmente desde varias horas antes del inicio de los síntomas y en los primeros días de enfermedad; la posibilidad de contagio disminuye mucho cuando desaparecen los síntomas, aunque puede haber alguna trasmisión hasta 7 días. Por ello se recomienda quedarse en casa hasta 24 horas después de que haya desaparecido la fiebre (sin tomar medicación para bajarla) para evitar transmitirlo a otras personas.
El período de incubación (tiempo que pasa entre que el virus entra en el organismo y el momento en que aparecen los síntomas) más habitual es de uno a tres días, pero podría llegar hasta 7 días en algunos casos.
¿Qué puedo hacer para protegerme y proteger a otras personas?
Lo más efectivo para protegerse y proteger a los demás es seguir unas buenas prácticas higiénicas, que ayudarán a disminuir la transmisión del virus.
Lavarse las manos con frecuencia es la principal medida de higiene. Las manos deben lavarse de forma completa con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar. Evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca si las manos no están lavadas.
Taparse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar, y justo después tirar el pañuelo usado a la basura. Si no dispone de pañuelo de papel, toser o estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos.
Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos (como pomos de puertas, interruptores, grifos, etc.). También es aconsejable ventilar la casa diariamente abriendo las ventanas.
Si se está enfermo, debe permanecer en casa mientras duren los síntomas y evitar los besos y contacto muy cercano con otras personas, así como compartir vasos, cubiertos y otros objetos que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones para evitar contagiar a otras personas.
Las personas con síntomas leves pero que pertenezcan a alguno de los grupos considerados más vulnerables (embarazadas, enfermedades crónicas, problemas de inmunidad, etc.) deben ponerse en contacto con los servicios sanitarios.
Las personas que presenten una enfermedad más grave, con dificultad para respirar, o que empeoren rápidamente o después de varios días de enfermedad, deben contactar con los servicios sanitarios rápidamente.
